(Juan 16:33).
Carlos y Gonzalo veían el juego de fútbol en la televisión, ambos gritaban en cada jugada emocionante, se abrazaban, celebraban, como también se asustaban y se mostraban preocupados por cada acción de peligro frente al pórtico de su equipo preferido. Finalmente el partido concluyó y los dos quedaron exhaustos:
– Oye Gonzalo, yo vi ese juego perdido en varios tramos del encuentro. De verdad creí que íbamos a perder
– Bueno, yo sí sabía que íbamos a ganar
– ¡Ah pues eres una persona muy confiada!
– No, lo que pasa es que este juego se celebró en la mañana y vi el resultado en Internet. Ahora lo están pasando en diferido
– ¿Y sabiendo eso estabas sufriendo conmigo? ¿No puede ser?
– Sí sabía que ganaríamos, pero no sabía cómo, de qué manera. Lo que me tranquilizaba era saber que al final ganaríamos, pero no creas, se sufre también. Lo que pasa es que para no desesperarme debía tener presente que sucediera lo que sucediera, de todas maneras triunfaríamos.
Tal y como le sucedió a Gonzalo viendo el juego de fútbol en la televisión le acontece a muchos cristianos. Ellos ya saben que son ganadores, que al final la victoria está asegurada, que el capitán que les guía, Jesucristo, ya tiene el resultado a su favor.
Pero, de todas maneras, aunque se sepan ganadores, no por ello dejan de jugar, no por ello dejan de afanarse en ciertos momentos, no por ello se sientan con la brazos cruzados.
Jesucristo, conocedor de que el ser humano vive esos altibajos de tener mucha fe ante ciertas circunstancias, pero desmoronarse ante otras, inclusive inferiores, dejó unas palabras de fe, de ánimo:
“Muchachos, esto que les digo es para que tengan paz, porque vendrán momentos de desesperación, pero tranquilos, no se afanen, confíen en mí. Es más, les estoy confirmando que van a tener aflicciones, y no pocas, pero ánimo, no desmayen, porque al final el triunfo es nuestro. Les anticipo algo que tal vez no entiendan, pero que es verdad, y es que yo ya obtuve la victoria. Sí, cuando ustedes vayan a la pelea recuerden que yo ya gané. Aunque apenas van a comenzar la lucha y no saben los detalles de lo que ocurrirá, sepan que yo ya estuve en el futuro y gané. ¡Créanlo!”. ¡Luchen con eso en mente!
Salta a la cancha de la vida sabiendo que la victoria es tuya, que será dura, pero segura.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.