(Hebreos 4:12; 2 Timoteo 2:15).
Aunque en una casa es indispensable tener cuchillos, cuchillas y tijeras, estos elementos deben ser manejados con mucha precaución y mantenerse alejados de los niños, pues podrían, sin mala intención y al manipularse inadecuadamente, causar muchas heridas. Es por ello que muchos elementos corto punzantes o aquellos que representan riesgos traen de fábrica una etiqueta de prevención, para que los usuarios tomen las precauciones pertinentes.
Lo mismo pudiera decirse de la Biblia, la cual es más cortante que una espada de dos filos, como las que usaban las legiones romanas en el siglo I. Estas armas tenían una hoja de dos filos muy cortantes y una fina y penetrante punta. Con dichas espadas podían rasgar, cortar o punzar mortalmente. Claro está que en el caso de la Biblia ninguna trae ese aviso de precaución en la tapa, aunque sí en el interior.
Pero como algunas personas no usan sabiamente la Palabra de Dios, pues no sería mala idea ponerle un aviso de peligro de esos que traen los insecticidas. Aunque también sería injusto, considerando que el propósito básico de la Biblia es dar a conocer a Dios y su plan de salvación para la humanidad. En fin, hay que pensar en cómo le hacemos caer en la cuenta a la gente que aunque la Biblia está al alcance de todo el mundo y es para todo el mundo, su uso debe ser responsable y cuidadoso, pues en manos inexpertas o malintencionadas puede causar mucho daño.
Por lo pronto meditemos en todas las medicinas que hay en una farmacia. Ninguna fue hecha para matar. Sin embargo, tomar la medicina incorrecta sí pudiera matarte. De igual manera la Palabra de Dios es medicina para el alma, pero usada sabiamente, ya que muchos inescrupulosos, y otros sin mala intención, la han ministrado imprudentemente.
Se cuenta de un predicador que vociferaba fogosamente que Jesús había enseñado que nosotros éramos la sal de la tierra, pero que debíamos ser sal de buena calidad, pues de otra manera no podríamos ser como Dios dijo a Abraham: “sal de tu tierra y de tu parentela”.
Y aunque este error de interpretación puede lucir inofensivo y hasta gracioso, también hay hechos bochornosos, tristes y dolorosos, como cuando un embaucador religioso, con Biblia en mano, saca un texto fuera de contexto y lo vuelve un pretexto para hacerse del dinero de los incautos, para manipular, para confundir y para llevar al error. Nunca dejemos de usar la Biblia, cada día, pero con mucho respeto y cuidado, porque es más cortante que una espada de dos filos, y una espada muy filosa.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.