(Mateo 6:25-34; 1 Tesalonicenses 4:11-12).
En cierta ocasión un conductor llegó donde su mecánico y le comentó que su auto, cuando estaba en la autopista a buena velocidad, comenzaba a temblar. El experto después de un breve examen le dijo que se trataba simplemente de hacerle un servicio de alineación y balanceo a las ruedas. Y así lo hizo y el problema fue resuelto.
Alinear significa poner en línea, que no se tuerza ni a izquierda ni a derecha. Balancear quiere decir equilibrar el peso, distribuirlo uniformemente, que no pierda su centro. En la vida cristiana estar alineados con la voluntad de Dios y guardar el equilibrio son tareas para cada día. Dios nos pide que sigamos sus instrucciones, que vayamos por el camino que nos ha trazado y que no nos inclinemos ni a izquierda ni a derecha. Igualmente nos llama a que cumplamos con los roles que asumimos en la vida con balance, sin perder el centro.
Un hombre debe entender que lo primero en su vida es Dios, sin embargo, no puede desatender a su esposa, ni descuidar a sus hijos, ni faltar a su trabajo, ni dejar de comer o hacer deporte. Y menos puede vivir encerrado, ya que Dios espera que comparta con sus familiares y prójimo. Pero, ¿a qué hora va a hacer tantas cosas? Si se dedica tanto a su trabajo y descuida a su familia, está mal. Si se dedica mucho a Dios orando, leyendo la Biblia y predicando y descuida su trabajo, está mal.
¿Qué hacer entonces? Escucha a Jesús en el famoso sermón del monte, el cual, en una paráfrasis, podría sonar así: “Deja el afán, el andar a las carreras, estresado, mal humorado, peleándote hasta con el perro y el gato. Entiende que en la vida hay prioridades. No permitas que lo urgente te quite tiempo para lo importante. No le digas sí a todo, aprende a decir no. En la vida se escogen ciertas cosas y se desechan otras. No abarques más de lo que puedas abrazar. No pierdas el tiempo, inviértelo. Busca primeramente el reino de Dios y su justicia y confía en que Papá Dios te ayudará a suplir tus necesidades y a distribuir tu tiempo para ocuparte sabiamente de tus negocios”.
Jesús no dijo que te ocuparas únicamente de Dios, sino primeramente. Lo primero es Dios, lo segundo tu familia, y así vas añadiendo prioridades a tu vida. Y cuando te ocupas con sabiduría de tus negocios, siendo buen esposo, buen padre, buen trabajador, amigo y ciudadano, estás dando un muy buen testimonio y honrando a Dios.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.