La palabra don puede significar señor, puesto que proviene del latín dominus que es señor. Y se puede usar también como palabra antepuesta al nombre propio para denotar respeto por alguien, como en el caso de Don Pedro o el Rey Don Juan Carlos de Borbón.
Don igualmente puede significar regalo y para el caso de la teología cristiana se refiere a un presente inmerecido que se recibe de parte de Dios, como es el caso de la salvación, la cual Dios da por gracia. Pero don es también una capacidad sobrenatural que Dios le da sólo a los cristianos con el propósito de servir. En ese caso viene siendo sinónimo de carisma, palabra que proviene del griego Charisma y que a su vez procede de Charis, que es gracia. Es así que un don espiritual o carisma es un regalo inmerecido de parte de Dios.
El talento, por otra parte, traducción del griego Talanton, es la habilidad que Dios da a todo ser humano, aunque sea ateo, para que ejerza un oficio o profesión, como es el caso del cantante, el pintor, el médico, etc. El talento es innato, se puede heredar y se puede aprender y desarrollar con el estudio y la práctica.
La Biblia relata en el libro de Génesis la historia de José, un hombre al que Dios le permitió en un mismo día salir de la cárcel a una entrevista y unas horas después posesionarse como primer ministro de Egipto. ¿Y cómo fue posible eso? Gracias a que este hombre supo combinar de manera explosiva el don de Dios con el talento de Dios.
El Señor le concedió el carisma de interpretar sueños que tenían origen divino y no origen humano. Y es importante resaltar que eran sueños dados por Dios y no sueños que provenían de la psiquis humana o de una mala digestión. Ahora, sumado a ese don también Dios le concedió el talento de ser economista y administrador, profesión que a sus treinta años la había desarrollado muy bien.
Ese talento lo había iniciado muy joven durante su labor gerencial en la casa de su antiguo amo Potifar, y luego lo desarrolló en la cárcel, a donde había sido arrojado injustamente. Y seguramente tras las rejas, aprovechando el tiempo libre de un preso, logró coronar empíricamente una maestría y un doctorado.
Y sucedió que el faraón lo mandó a llamar para que le interpretara unos sueños espantosos que había tenido y que ningún sabio podía descifrar. Y aunque al faraón le sorprendió que José sí le diera el significado de los sueños, lo que le valió para nombrarlo primer ministro de Egipto no fue solamente la habilidad para interpretar los sueños, sino la cátedra de economía que él le dio para enfrentar la catástrofe que se avecinaba. José le presentó a Faraón un plan económico y administrativo consistente en cinco puntos que se deberían desarrollar durante los siguientes 14 años por todo el país.
Si José no hubiese unido su talento (de economista y administrador) al don espiritual (de interpretar sueños), para dar soluciones concretas a la crisis de hambruna mundial que se precipitaba, esa noche lo hubieran regresado a la cárcel dejando la imagen de ser alguien muy espiritual, pero incompetente.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.