Uno de los detalles que las damas y caballeros cuidan cuando se van a encontrar con alguien importante y quieren causar una buena impresión es: ¿qué perfume o loción voy a usar? El oler agradable es un complemento ideal para una buena presentación en el vestuario y en el aspecto físico.
Es por ello que la industria de la perfumería ha crecido tanto y ha llegado a ocupar no sólo las vitrinas de los supermercados y las boutiques, sino la mayor parte de las estanterías de los almacenes libres de impuestos de los muelles de los aeropuertos y el 90% de las páginas de los catálogos en los aviones.
Las feromonas son sustancias químicas que un organismo secreta para que puedan ser olfateadas por otro de su especie y provocar así una reacción determinada. Se les llama también las hormonas del olor. Las hormigas por ejemplo las usan para enviar diversas señales, un olor específico pudiera significar en qué lugar se ha encontrado alimento, o a qué colonia pertenece esa hormiga, o ser un aviso de alarma, o una señal durante el vuelo nupcial para atraer al macho y que se acerque a la hembra.
Las abejas usan las feromonas de forma parecida a las hormigas, e incluso la reina anuncia de esa manera su presencia para tranquilizar a las obreras y también para controlarlas. En el caso de las mariposas saturnia pyri, las más grandes de Europa, los machos son capaces de detectar el olor de la hembra a 20 kilómetros de distancia.
Estudios en diversas universidades parecen corroborar la tesis de que los seres humanos también producimos feromonas, aunque de manera inconsciente, y es por ello que hoy se venden perfumes especiales para conquistar al sexo opuesto. Y a nivel popular se habla de la química que hubo entre un chico y una chica que congeniaron de inmediato.
El apóstol Pablo escribiéndole a la iglesia de Corinto dice que como cristianos somos siempre triunfadores; y que para Dios Padre nosotros somos el mismo grato olor de su hijo Jesucristo.
Olemos a Él, estamos impregnados de Él, por cuanto nos ha lavado con su sangre de todos nuestros pecados. Y su fragancia es tan espectacular que inclusive la llevamos a todas partes, y cuando la gente cree en Cristo y se salva, lo que huele es vida eterna. Aunque no faltan quienes se niegan a creer y lo que huelen es muerte. ¿Cómo hueles tú para Dios? ¿Hueles a Cristo?
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.