Todos los productos de las industrias que usted consigue en cualquier comercio, tienda o supermercado, vienen con etiquetas del fabricante. Bien sea la que dice: “Hecho en Corea”. O la que dice: “Consúmase antes de…” O la que dice: “Consérvese refrigerado”. O una que reza: “No incluye baterías”.
El ser humano, quien ha sido manufacturado por Dios mismo, tiene también tres etiquetas que son invisibles al ojo humano y que dicen así:
“Hecho en Jesús”. Esta etiqueta tiene como finalidad que el producto terminado no olvide jamás que ha sido hecho por Dios y que a Dios ha de volver algún día para rendir cuentas por sus actos. No es ni un mono evolucionado ni el producto de un accidente químico, sino que es el resultado de un acto deliberado del Señor. Su aparición en este planeta y en esta época se planificó desde antes de la fundación del mundo.
Y además se le ha equipado con unas capacidades y unas condiciones particulares para que pueda llevar a cabo su misión y cumplir con el propósito por el cual Dios le concedió el don de la vida.
Millones de espermatozoides quisieron ocupar su lugar, pero en la dura prueba sólo él logró llegar primero hasta el óvulo, fecundarlo y convertirse en el ser humano que es.
“Consúmase antes de (fecha de expiración)”. La finalidad de esta etiqueta es que el producto manufacturado por Dios y llamado ser humano entienda que no es eterno, como lo dice el cantante colombiano de la música de despecho Darío Gómez.
Si vamos en cuenta regresiva hacia nuestro día de fallecimiento lo mejor es que nos pongamos las pilas y decidamos cumplir con la misión que Dios nos ha encargado. ¿Y cuál es?
Esa es la pregunta que debemos respondernos a nosotros mismo y buscar la respuesta cada día en oración ante Dios, pues el Señor no nos da el cronograma para toda la vida, sino que cada día nos da el horario a seguir para ese día, se trata de vivir un día a la vez.
“Lea el manual para un óptimo uso de este equipo”. Esta última etiqueta es para que el producto llamado ser humano deje de estarse oprimiendo botoncitos a ver qué pasa y haciendo experimentos con su vida, lo mejor es que lea la Biblia, el manual de Dios.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.