(3 Juan 1:2).
Continuando con la carta que el apóstol Juan le escribió a su amigo y hermano en la fe Gayo, lo segundo que le expresa por lo cual ora a Dios es para que tenga buena salud. La sanidad que Jesucristo vino a impartir a la tierra y todos los milagros de sanidad que siguen ocurriendo en su nombre son precisamente para devolverles a las personas la salud que han perdido.
Es mejor gozar de la bendición de la salud y no de la sanidad, porque para sanarse hay que enfermarse primero. En cambio, lo que Dios desea, es que no perdamos la salud. Es por eso que si alguien que se enfermó del corazón por malos hábitos alimenticios es sanado milagrosamente por Dios, ahora deberá conservar esa salud reprogramando su forma de nutrirse y de vivir para no recaer.
Básicamente hay siete consejos que te ayudarán a mantenerte saludable en la vida:
- Consume agua generosamente. Hay quienes le dan demasiada comida a su cuerpo cuando lo que realmente está padeciendo es una gran sed.
- Come inteligentemente, de acuerdo a tus necesidades y no de acuerdo a las costumbres culinarias del país o a las ofertas del mercado gastronómico.
- Haz ejercicio, no te oxides, la vida sedentaria enferma y mata aún al más fuerte.
- Descansa y duerme lo justo, tu cuerpo es como una máquina que se auto repara.
- Ten buena higiene con tu cuerpo, la ropa, la vivienda y utensilios de trabajo, pues la suciedad atrae las enfermedades. El vocablo griego que se ha traducido como salud en 3 Juan 2 es HUGIAINO, de donde viene la palabra higiene.
- Cuida la salud de tu mente, está comprobado que las personas que no perdonan, que viven llenas de rencores y que se enojan por todo, alteran el balance químico de sus cuerpos, bajan sus defensas y se hacen propensas a enfermarse.
- Cuida la salud de tu espíritu, cuando una persona tiene la paz de Dios en su vida puede procesar de mejor manera toda la toxicidad de un mundo corrompido.
El apóstol Pablo le dice a los Corintios en su primera epístola que el cuerpo que tenemos es santo, porque en él vive Dios en la persona del Espíritu Santo, por lo cual debemos cuidarlo y sustentarlo. Y también nos amonesta a no dejar que la carne, que es inmaterial y pecaminosa, use nuestro cuerpo, que es material y santo, para cosas dañinas, inmorales y destructivas. ¡Dios te ama mucho y te quiere saludable!
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.