(1 Pedro 3:15; 1 Timoteo 6:20-21).
La superstición es una desviación del sentimiento religioso hacia una creencia irracional en la que se le atribuyen poderes mágicos a objetos, rezos, ritos o fuerzas espirituales que tienen la capacidad de alterar el destino o la suerte. La superstición no puede ser explicada racional, coherente y lógicamente, porque se basa en leyendas, costumbres y suposiciones que trabajan bajo la ley de la causa y el efecto. Por ejemplo, si tienes un talismán, lograrás el resultado propuesto. Al que cultiva la superstición se le llama seudocientífico o falso científico.
La convicción por su parte es la fe en una persona real y en su doctrina, las cuales pueden ser explicadas racional, coherente y lógicamente. En el caso del cristianismo, Jesucristo, su fundador, es una persona real la cual puede ser ubicada históricamente y a quien se le atribuyen milagros y el haber cumplido todas las profecías que sobre Él se escribieron 1200 años antes de aparecer. Y lo más asombroso es que este líder murió, resucitó y ahora está dirigiendo su congregación en el mundo entero y relacionándose con cada seguidor.
Aparte de ello, Jesucristo dejó la Biblia, un conjunto de 66 libros en el que expresa su voluntad para los cristianos, allí están las instrucciones para el manejo de la fe cristiana, algunos datos históricos y otros de corte profético que se han ido cumpliendo.
El cristianismo no es superstición, sino convicción, su fe sigue desafiando a los más enconados críticos del mundo científico y religioso. Cristo, junto con la Biblia y el cristianismo, siguen probando 21 siglos después que no sólo pudieron partir la historia de la humanidad en dos, antes y después de Cristo, sino también siguen partiendo la vida de cada seguidor en un antes y después, pasándolo a veces de un estado deplorable a un estado de renovación material y espiritual.
La invitación del apóstol Pedro es que cada cristiano se prepare para defender su fe con mansedumbre y reverencia, sin sonar orgulloso, irrespetuoso, imponente o entrometido. Pablo por su parte aconseja estar firme en la fe y no renegar de ella o abandonarla dejándose llevar por la falsa ciencia o los seudocientíficos.
El cielo y la tierra pasarán, al igual que las modas, filosofías, ideas políticas y económicas, pero Cristo y su Palabra nunca pasarán. Sé un cristiano de convicción y no un supersticioso. Relaciónate más con Cristo, aprende más de Él y hazte un verdadero científico cristiano.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.