(Romanos 12:2; 1 Corintios 2:15).
En algunos círculos religiosos pareciera haberse levantado un ánimo anti intelectual, de desprecio hacia la razón, como si pensar fuese un pecado o una actividad poco espiritual. Sin embargo nada tan lejos de la recomendación de la Biblia que nos pide no desenchufar nuestra mente sino regenerarla, renovarla, para así comprobar cuál es la voluntad de Dios, que es lo bueno lo aceptable y lo perfecto.
Esto es lo que el apóstol Pablo les escribió a los romanos en la Biblia en el capítulo 12 versículo dos. Allí les menciona igualmente que no se adapten a este mundo, sino que sean rebeldes en un sentido positivo, que se transformen. Y para transformar usa la palabra griega “Metamorphoo”, que es cambio de forma, y de la cual procede el vocablo “metamorfosis”. Con él se describe el proceso que sufre una crisálida, que aunque tiene la apariencia de un feo gusanito llega a convertirse en una hermosa y colorida mariposa que puede volar.
¿Pero cómo se opera la transformación a nivel humano? El Espíritu Santo, que es el agente transformador, usa la Biblia, que es el instrumento para transformar, y lo aplica a la mente del individuo que estudia sus verdades, que es el objeto a ser transformado. ¿Y cómo se aplica a la mente? Sustituyendo información incorrecta por información correcta. La mente se renueva de la siguiente manera:
Primeramente debes desinstalar las mentiras de este mundo. Luego debes llenarte de la verdades de Dios contenidas en la Biblia e instalártelas en sustitución de las que borraste. Y finalmente debes comenzar a operar con ese nuevo programa que te instalaste.
Lo que sucede cuando la mente se renueva es que la persona se renueva, se transforma. Así de sencillo. Es todo un proceso y funciona en todos los órdenes de la vida, en la esfera sentimental, familiar, académica, laboral, económica, ministerial, etc.
Pudiera decirse entonces que el cambio de una persona se da por el cambio de software en su cabeza. Si alguien no cambia de manera de pensar no puede cambiar de manera de vivir, aunque se haga religiosa, pues el cambio de religión es como el cambio de disfraz en un maleante.
Ya es hora de que pongas a trabajar la mente de Cristo, pues se le da al cristiano para usarla, no para guardarla sin estrenar.
Y si alguien quiere demostrar que es realmente espiritual que siga el consejo de 1 Corintios 2:15 donde el apóstol Pablo dice que el hombre espiritual debe pensar, juzgar, analizar muy bien. En otras palabras, debe masticar las verdades de Dios, rumiarlas como la vaca, en lugar de tragárselas enteras como el perro.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.