(Mateo 2:1-12).
La tradición popular en toda Latinoamérica invita a celebrar el seis de enero de cada año el día de los reyes magos, pues se supone que en esa fecha llegaron tres reyes magos a visitar al niño Jesús en el pesebre en Belén. Pero desligando la tradición y los cuenticos religiosos de las abuelas de la verdadera enseñanza de la Biblia hay que aclarar varios asuntos con relación a esta festividad:
1. Lo primero es que no eran tres. El pasaje de Mateo capítulo 2 nunca especifica el número de los visitantes, aunque sí menciona que eran tres los regalos que llevaban: oro, incienso y mirra. De ahí se supuso erróneamente que los adoradores serían tres.
2. No se trataba de reyes, sino de sabios, posiblemente de Persia, Babilonia o Arabia, pero no eran monarcas de ningún imperio de la época.
3. Así como no se menciona el hecho de que sean tres los visitantes, tampoco el que se llamen Melchor, Gaspar y Baltasar, eso es sólo imaginación especulativa, pues Mateo no lo dice en su texto.
4. Lo de magos sí que es una infeliz traducción de la palabra griega “Magos”, porque aunque la palabra en una segunda acepción alude a un hechicero, en una primera acepción, y a la cual se refiere Mateo, es a la de un sabio oriental de una casta sacerdotal dedicado a la astronomía, y nunca a la astrología ni a la magia, pues son dos prácticas condenadas y perseguidas en la Biblia por el mismo Dios.
5. Y lo de la visita en el pesebre a los seis días de enero sí que está fuera de lugar. Primeramente porque ya se sabe que Jesús no nació un 25 de diciembre, sino entre septiembre y octubre en el calendario judío. En segundo lugar porque Mateo es claro al decir que llegaron a una casa y no a un pesebre. Y finalmente por el detalle de que Herodes, quien hizo cuentas al indagar sobre el tiempo en que apareció la estrella en el cielo, mandó a matar a todos los niños menores de dos años.
De todas maneras, para no desinflarle el globo del entusiasmo a las personas con lo de celebrar el seis de enero como día de los tres reyes magos, hay cinco cosas que sí debemos asimilar de este pasaje:
1. Que Jesús es Rey, y no sólo de los judíos, sino de todo el mundo, y por ello hay que adorarle.
2. Que a Jesús le adoramos buscándole, anunciándolo, postrándonos ante él, reconociendo su majestad, rindiéndole nuestras vidas y hasta nuestros bienes terrenales.
3. Que aún los sabios, aunque no sepan nada de teología, pueden encontrar en el estudio de las ciencias como la astronomía, evidencias innegables de la existencia del “Rey” Jesús y llegar a adorarle.
4. Que debemos escuchar las advertencias de Dios y tomar el camino contrario a aquel que represente un daño para Dios, para sus siervos y su obra. Por eso los sabios se regresaron por un camino diferente, para no reencontrarse con el malvado de Herodes.
5. Y que hay fuerzas espirituales de maldad, como las del rey Herodes, que intentarán a toda costa dañar la obra de Dios y sus planes para la humanidad. Herodes era un loco paranoico que temía que alguien le fuera a quitar el poder, por eso mandó a matar a todos los niños menores de dos años, intentando con ello acabar con Jesús. Y por eso mató también a una de sus diez esposas, a Mariamne, y a tres de sus hijos: Alejandro, Aristóbulo y Antípater.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.