No faltan en ninguna parte los que pretenden ser más exigentes que Dios. Para ellos nunca lo que tú hagas será suficiente, siempre tendrás que hacer más para satisfacer sus expectativas. Son el tipo de personas que aunque no te dicen “no”, usan el “sí”, seguido de un “pero”, como queriendo significar que algo no es suficiente, que está incompleto.
Y ese tipo de personas no son nuevas, han existido siempre, y en la Biblia los mismos apóstoles tuvieron que enfrentarlos cara a cara, por insoportables.
En Hechos 15 en la Biblia, Pablo y Bernabé están felices evangelizando a los no judíos y viéndolos nacer de nuevo, alcanzando salvación y viviendo una nueva vida bajo el poder del Espíritu Santo. Pero, llegaron los judaizantes a dañar la fiesta, a decirle a los conversos no judíos que sí, que aunque eran salvos por gracia ahora tenían que circuncidarse para completar dicha salvación.
¡Qué astucia! No le decían a los gentiles que no eran salvos, les decían que sí, pero, y allí metían el “pero”, que esa salvación no estaba terminada. Así son los fanáticos del sí, pero. No se atreven a decir que no, puesto que saben que sería un error, y como no pueden negar que algo esté bien, entonces le introducen sigilosamente el “pero”. Si tú dices: “Estuvimos dando de comer a los niños pobres de la calle”. Ellos dirán: “Sí, pero mañana volverán a tener hambre”.
Si tú dices: “Pasamos un tiempo hermoso orando toda la mañana”. Ellos dirán: “Sí, pero no basta con orar, hay que actuar, hay que estudiar la Biblia”.
Si tú dices: “Me fue muy bien en los estudios, saqué excelentes calificaciones”. Ellos dirán: “Sí, pero el mucho leer y estudiar es fatiga del cuerpo”.
Estos fanáticos del “sí, pero” son inaguantables, no importa lo que hagas o digas, para ellos nunca será suficiente, no te felicitarán, nunca estarán satisfechos. Menos mal que Dios no es así, que Dios sí sabe amarnos y aceptarnos. Y que en su misericordia también ama y acepta a este tipo de personas.
El primer concilio que celebró la iglesia cristiana fue precisamente para frenar a esos fanáticos del “sí, pero”. Allí los apóstoles dejaron en claro que si Dios ya había aceptado a los gentiles y los había salvado por gracia, al igual que a ellos los judíos, que no se les ocurriera venir a poner más condiciones. Que dejaran tranquilos a los gentiles y que no les impusieran cargas que ni ellos ni sus antepasados habían podido llevar.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.