Los ricos también lloran fue una exitosa telenovela mexicana que se tradujo a muchos idiomas y que fue protagonizada por Verónica Castro, la mamá del cantante Christian Castro. En ella se mostraban las miserias que también viven las personas con grandes fortunas económicas, argumento que resultó muy llamativo en una sociedad como la mexicana, y también la latinoamericana, donde hay diferencias de clases abismales y donde en una misma zona conviven los de riqueza extrema y los de pobreza extrema.
La historia de los ricos miserables se sigue repitiendo vez tras vez a nuestro alrededor. Vemos por todos lados personas que amasaron un gran capital sacrificando en el altar de “Mamon”, el dios griego de la riqueza, a su esposa, sus hijos, su salud y su paz mental y espiritual. Y lo irónico es que después dilapidan su patrimonio tratando de recuperar dicha salud y tratando de unir las piezas de lo que ellos mismos rompieron.
El sabio Salomón escribió que hay una riqueza que es como la descrita anteriormente, que es miserable, que te cobra todo y luego se va y te deja peor que antes. Pero que hay también otra que es generosa, que es para disfrutarla con la esposa, con los hijos, con salud y paz mental y espiritual.
La primera es dañina, es del tipo “A negativa”, porque es la riqueza de la “A…flicción”. La segunda es beneficiosa, es del tipo “A positiva”, porque es la riqueza de la “A…legría”.
Salomón no ha dicho que todas las riquezas sean malas, no, sino que hay una que no viene con la bendición de Dios, que es de maldición, que es para división, para peleas, para muerte.
Y que en cambio hay otra que sí viene con la bendición de Dios, una que ha sido cosechada con honestidad e integridad de vida y que en lugar de dañar, destruir, dividir y matar, lo que hace es repercutir en bienestar para todos.
“La bendición de Dios es la que enriquece y no añade aflicción con ella, porque nada se gana con preocuparse”.
Estas son palabras para esculpir en las oficinas de los gerentes de grandes compañías para que entiendan que no hay que ser aves de rapiña y empobrecer a los demás sólo para acumular más y más papel moneda.
E igualmente deberían grabarse en las celdas de aquellos que fueron a prisión por escoger el camino fácil del enriquecimiento rápido delinquiendo y dañando a los demás. Busca primeramente a Dios con tu corazón, y después, deja que sea Él quien siempre te prospere.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.