Andrés le entregó los exámenes a su tío para que éste los ojeara. Mientras tanto él se sentó en el amplio sofá, junto a su esposa, sorbió un poco de café humeante y luego la abrazó para que ésta se acurrucara en su costado con los brazos recogidos.
Su tío, que era médico, terminó de revisar los resultados, los puso sobre la mesa y echó mano de su tasa.
– ¿Y bien tío, cómo te has sentido en estos días en que nos visitas?
– Andrés, la verdad, para mí ha sido un regalo de Dios el poder venir a esta ciudad, quedarme en tu casa, con tu familia y asistir a una iglesia tan grande y tan bonita como la que tú pastoreas. Imagínate, ¿quién me iba a decir que el sobrino más rebelde y ateo de la familia terminaría siendo un predicador tan popular?
– Bueno tío te lo debo también a ti, a tus oraciones de tantos años y a tu empeño por querer verme hecho un hombre de bien. Tú no sólo has sido mi tío, sino mi médico, mi consejero y mi padre espiritual. Y a propósito, ¿cómo ves los resultados de mis exámenes de laboratorio?
– Toma las manos de tu esposa, mírala a los ojos y dile: “Qué buen páncreas que tengo”. Ahora levanta tu mano derecha y repite conmigo: “Soy un triunfador, mi páncreas trabaja muy bien”. Ponte de pie, coloca imaginariamente a la diabetes debajo de tu pie derecho y aplástala diciendo: “diabetes, tú no vas a tocar mi cuerpo, nunca, jamás, yo te he vencido”.
– ¡Oye tío, tú no cambias, siempre has sido muy gracioso! Tú sabes que mi problema no es el páncreas, sino mi colesterol. De manera que algo estás tratando de decirme.
– Sí, así es, en todos tus videos he notado que tus enseñanzas son muy buenas, edificantes y divertidas. Creo que por ello es que a la gente les gusta tanto verlos en televisión y los compran. Sólo que por ninguna parte aparece la palabra pecado, es como si eso no existiera.
Y allí me parece que te estás dejando llevar de la moda eclesiástica actual. Los oradores cristianos hoy en día son excelentes motivadores, expositores, comediantes y hasta recaudadores de finanzas. Pero están fallando como médicos espirituales, no atacan la enfermedad, temen perder popularidad y simpatía.
Y te diré algo sobrino, aunque yo sea el médico más estudiado, más popular, más gracioso y más consultado, sino ataco la enfermedad de mis pacientes y se me mueren, habré fracasado.
Y sobre tus exámenes médicos debo informarte que es verdad que con tu páncreas no hay ningún problema, pues tu punto débil ha sido el colesterol, pero alégrate, estos resultados están muy buenos, todo está normal en tu cuerpo.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.