(Tito 2:6).
El apóstol Pablo escribiéndole a su discípulo Tito en la Biblia, en Tito 2:6, le pide que por favor exhorte, anime y aconseje a los jóvenes a que sean prudentes. ¿Y qué querrá decirle con eso? Sencillamente que piensen, actúen y hablen con cautela, llevando sus mentes al después de…
La fuerza, el ímpetu, la energía, las ganas, la pasión, y la inexperiencia, empujan a los jóvenes a lanzarse a cualquier cosas, a lo que sea, sin medir las consecuencias, ellos simplemente se paran en el antes de, y desde allí piensan, hacen y dicen. Y sólo cuando han “metido la pata” y se estrellan de frente con las consecuencias de su mal proceder es que logran entender cuán tontos han sido.
Afortunadamente algunos tienen buena memoria y atesoran ese triste aprendizaje, al cual llamamos experiencia. Pero otros necios que tienen mala memoria se condenan a sí mismos a volver a pasar por lo mismo una y otra vez, y otra vez, y otra vez, pues no aprenden.
Es una lástima que la experiencia tenga tan mala capacidad de transferencia, pues el que la tiene se esfuerza por compartirla, pero los demás difícilmente la reciben. Tomemos por ejemplo el caso de una madre soltera que tiene una hija de 16 años la cual se expone peligrosamente con su novio.
Lo más probable es que esa niña también se convierta en poco tiempo en madre soltera. Y cuando nazca su hijita, también ella tendrá altísimas probabilidades de convertirse en madre soltera cuando llegue a los 16 años.
¡Tres generaciones con el mismo error! ¿Por qué? Porque la necedad es así. La necedad le dice a la jovencita que los consejos de su abuela y de su mamá no sirven para nada, que son experiencias de viejas amargadas que sólo quieren arruinarle la vida.
Si el joven, y todos aquellos que no han madurado y se siguen comportando como tales, se hicieran amigos de “Prudencia”, desarrollarían la capacidad de pararse en el antes de (antes de pensar en, antes de hablar de, antes de actuar como).
Y después llevar sus mentes al después de (después de pensar en, después de hablar de, después de actuar como); para de esta manera adelantarse a las consecuencias de sus decisiones, preverlas, que quiere decir verlas antes de.
Así podrían reconsiderar si vale la pena o no persistir en lo que desean, o cambiar de idea. Nunca abandones a “Prudencia”, llévala siempre contigo.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.