El orgullo no es un sentimiento noble, porque hace pensar a una persona que es más de lo que realmente es, le hace sentir superior a otros y le hace creer que todos debieran rendirle honores por aquello que en su mente se ha creído de sí misma.
Y por supuesto que con el orgullo sucede como con el mal aliento, que el que lo tiene no se da cuenta de que lo tiene, sino los que se le acercan.
Y como consecuencia del orgullo las relaciones interpersonales se dañan, pues a nadie le gusta tener compañerismo con un individuo que en lugar de tenerle en alta estima, le subestima, le mira por debajo.
Nadie se siente cómodo con un ser que está presumiendo permanentemente de lo que es o de lo que tiene. Y peor aún, nadie quiere aguantarse a un prepotente que busca cualquier ocasión para hablar sólo de sí mismo y de sus hazañas, pues los demás también quieren hablar de ellos mismos y quisieran un poco de atención para ser escuchados con interés.
El apóstol Pablo relata en la Biblia que vivió una experiencia sobrenatural, espectacular y única, por cuanto ningún otro ser mortal sobre el planeta tierra la ha vivido. Tanto que él no sólo pudiera encabezar el libro de los Guinness Records, sino escribir el best seller más grande de la humanidad, después de la Biblia, protagonizar la más taquillera de las películas de Hollywood, figurar en la página de internet más visitada del ciberespacio y ser invitado de honor a todos los congresos, conciertos y eventos de premiación.
No obstante, a pesar de lo que le aconteció, lo cual fue ser tele transportado al paraíso de Dios y volver a la tierra, el premio que recibió fue un terrible aguijón que lo pinchara para que no se le fuera a ocurrir pensar que él podría ser más especial que los demás seres humanos.
Él mismo refiere que le fue enviado de parte de Dios un mensajero de Satanás que le diera cachetadas a lo loco. Y aunque oró tres veces para que Dios le quitara esa prueba, el Señor le respondió que no, que ya era suficiente con la gracia que Papito Dios había derramado sobre él, que se contentara con lo que tenía y no molestara más.
Por eso, al saber que ni sesiones de liberación, ni cadenas de ayuno y oración lo librarían de ese aguijón, entendió que mejor sería gloriarse de sus debilidades y sacar pecho por todas sus deficiencias y pruebas, para que así el poder de Dios fuese perfeccionado en él.
Si quieres seguir recibiendo los «Devocionales en Pijama» cada día, en tu correo electrónico, o para que le llegue a un amigo, suscríbete a nuestro boletín gratuito en la parte superior derecha de esta página. Saber tu nombre, apellido y país, nos permitirá escribirte de manera personalizada y compartirte notas de interés en tu país.
Si quieres que seamos amigos en Facebook sólo marca «Me gusta» en la siguiente página: https://www.facebook.com/donizettibarrios
Ahora, si deseas disfrutar de buena música orgánica con sonido estéreo digital de alta resolución, da clic AQUÍ.
Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.