“Si piensas construir tu casa, atiende primero a tus negocios, y no desatiendas a tu familia”.
Así es como la Biblia para todos, traducción en lenguaje actual, nos presenta la enseñanza de Proverbios 24:27.
Otras versiones dicen que hay que ocuparse del trabajo de la tierra fuera de casa antes de edificar la casa.
La Biblia NVI refiere que primero hay que preparar las faenas del cultivo y tener listos los campos para la siembra, para luego poder ocuparse de construir la casa.
En resumen, lo que el rey Salomón le recomendaba a los jóvenes de su época, y en una economía básicamente agrícola, es que si estaban con planes de edificar vivienda primero que todo organizaran su trabajo en el campo, afuera de la vivienda, para generar los recursos financieros que les permitieran después construir la casa sabiendo que no morirían de hambre ni dejarían esa obra inconclusa.
La juventud a veces tiene una imagen idealizada de lo que es un hogar e imagina que para formar una familia y vivir en pareja con el ser amado lo único que requieren es el amor, pues con ternura, besos y caricias se pueden pagar los servicios públicos, comprar comida en el supermercado, pagar las cuentas mensuales, sostener a los hijos y sufragar todos los demás gastos de la vivienda.
Pero la dura realidad les asesta un severo golpe cuando de la noche a la mañana pasan de ser los hijitos sostenidos por sus padres a ser los padres sostenedores de sus propios hijitos.
Y cuando caen en la cuenta de que la novia hermosa que les esperaba perfumada en la sala de su casa cada noche sin pensar en gastos de nada, es ahora la esposa que demanda dinero para todo porque así se mueve la economía familiar, entonces se quieren morir de un ataque, pero lo hecho, hecho está.
Por eso, aunque el amor es uno de los ingredientes esenciales de la vida familiar, y el más importante de todos, no es el único.
En la cultura judía de los tiempos bíblicos cuando un chico quería construir su casita para encerrarse allí con su muñequita, primero que todo debía molerse el lomo consiguiendo el sustento, motivo por el cual al desposar a su novia le decía:
“En la casa de mi Padre hay muchas moradas, voy pues a construir la nuestra en el terreno que mi padre me ha asignado, y luego, cuando ya esté lista, regresaré para llevarte y así estarás conmigo para siempre”.
Así es que si deseas un hogar, felicitaciones, y trabaja para sostenerlo.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.