(Mateo 5:34-37; Colosenses 3:9)
David Milz, de 49 años, se coronó como el mayor mentiroso del año. Su frase imbatible fue: «casi tuve una novia psíquica pero ella me dejó antes de conocernos». El concursante explicó que la idea se le ocurrió hablando con unos amigos y que pensó que podría ser buena como para ganar el premio del Burlington Liars Club. Y así fue.
Este club se fundó en 1929 en honor a la creatividad, el buen humor y la exageración. La membresía cuesta un dólar y dura toda la vida. Este año más de 500 mentiras compitieron por el galardón.
Y claro que en asuntos de humor la mentira y la exageración son ingredientes básicos, pero el público está advertido previamente de que habrá tales bromas y exageraciones, de manera que nadie protesta por haber sido engañado. Sin embargo en la vida diaria miles de casos son ventilados en los tribunales en diferentes países donde uno de los querellantes acusa al otro de haberle mentido en un negocio o en una relación.
Y es allí donde cobra altísimo valor la documentación que se pueda presentar para demostrar el engaño. Es tan determinante que dentro del material probatorio haya soporte escrito que hoy en día todo abogado aconseja que no se deje nada en palabras habladas, sino que todo, absolutamente todo, quede por escrito y con la firma de ambas partes. No lo diga, escríbalo, es uno de los lemas del derecho civil.
Son muchos los que se las quieren dar de vivos y creen que inventando mentiras podrán tener mejores resultados en sus relaciones comerciales y personales, pero eso también es una falacia, pues lo que hacen es aplazar una eminente ruina creando otra mentira que pueda sostener la anterior.
El resultado es que en poco tiempo el edificio de mentiras donde una sostenía a la otra se viene a pique y todo queda al descubierto y las funestas consecuencias aplastan al tonto mitómano. Mentir es un mal negocio, es pagar para tener la peor publicidad y para que los clientes huyan y presenten demandas.
Y en la vida personal, mentir es lo mismo que escupir para arriba, pues tarde o temprano aquello de lo que supuestamente nos hemos librado nos caerá encima a la vista de todos.
Jesús nos enseñó en la Biblia que fuéramos veraces, que no exageráramos ni inventáramos historias para engañar a los demás, que nos acostumbráramos a decir sí, cuando fuera sí, y no, cuando fuera no. Así de simple.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.