(Romanos 12:2).
Hay una historia de un político el cual le prometió a la gente de una comunidad muy pobre que si votaban por él y salía electo, les construiría una urbanización con viviendas a muy bajo costo y con todos los servicios públicos. Él fue elegido alcalde y de inmediato cumplió su promesa. Los periódicos publicaron las fotos del día en que entregó a estas familias indigentes unas hermosas casas muy bien dotadas y las cuales podrían pagar con ínfimas cuotas mensuales, pues el gobierno las estaba subsidiando. Tiempo después el ejecutivo decidió visitar de incógnito dicha urbanización para ver cómo vivía la gente.
Acompañado del comisario de policía local se llevó la gran sorpresa de que esa zona se había vuelto muy peligrosa, las calles y casas tenían una apariencia miserable, había bares de mala muerte, jovencitos en las esquinas consumiendo droga, niños desnudos jugando en la calle y hombres y mujeres peleándose en sus viviendas.
– Pero señor comisario, esta urbanización es exactamente igual a la zona miserable de donde sacamos a estas personas tiempo atrás
– Así es señor alcalde. Y las casas están hechas unos tugurios, pues la gente inclusive les ha arrancado hasta los cables y los sanitarios para venderlos. ¿Sabe qué pasó? Que usted quiso sacarlos de la miseria, pero no les sacó la miseria del corazón. Usted puede llevarse toda esta gente al mejor barrio, pero si no les cambia la manera de pensar, no les cambiará la manera de vivir, y en seis meses ese lujoso barrio se convertiría en otra villa de miseria.
Lo sucedido en esta ciudad con estas personas acontece también a nivel espiritual. La gente es salvada por Jesucristo, sus pecados le son perdonados y el Espíritu Santo viene a vivir a sus corazones para llevarles a una vida de victoria. Pero lamentablemente, al no cambiar su manera de pensar, no cambian sus maneras de ser y vivir. Claro que Papito Dios les renovó espiritualmente, pero ellos no se renovaron mentalmente, y por ello viven en derrota.
Romanos 12:2 nos dice: “Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto.”
Hay que cambiar la mentalidad de esclavo por una de hijo. Vivir como hijo de Rey y no como pordiosero. Pensar como redimido y no como condenado. Actuar como amigo de Dios y no como su enemigo. Hablar como agraciado y no como desgraciado. Vivir en el amor de Dios y no en su ira. Razonar como sabio y no como tonto. Amar la santidad, por tener al Espíritu Santo, y no tolerar al pecado, como si tuviera un espíritu inmundo. Hay que estrenar la mente de Cristo. Hay que modernizar nuestra computadora mental quitándole el viejo software llamado “PK 2” e instalándole el nuevo llamado “Santifi K2”.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.