(Salmos 23:5).
El título parece un trabalenguas, pero es la expresión de don Bernardo, un ingeniero de sistemas que aprendió en la Biblia la manera correcta de sentarse a comer.
Y esta forma de nutrirse le ha sido tan provechosa que luego nos pregunta: ¿cómo le parece como como? Es decir, ¿cómo le parece a usted la manera o estilo que he adoptado para tomar los alimentos?
La historia es la siguiente. Bernardo acostumbraba a sentarse a la mesa sólo con el cuerpo, pues su mente continuaba en el trabajo.
Aparte de los cubiertos también colocaba a su derecha su moderno celular, para poder atender a sus clientes mientras masticaba y el maletín ejecutivo sobre la silla de al lado, por si le era necesario en cualquier momento extraer algún documento.
No paraba de trabajar, nunca, pues aún sentado en el baño podía estar dando instrucciones por teléfono o enviando mensajes de texto.
La hora del almuerzo era tan rutinaria como el afeitarse en la mañanas, una verdadera pérdida de tiempo. Alguna vez inclusive llegó a pensar si podría almorzar por vía intravenosa mientras seguía en su escritorio, pues era tanto el volumen de sus ocupaciones que dedicar media hora a masticar le era demasiado.
Sin embargo, un buen día decidió parar, y fue por motivo de haber leído en la Biblia un versículo del Salmo 23:
“aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores”.
Con toda seguridad que si investigara el contexto histórico e indagara sobre el sentido primario del texto en el original hebreo vería que su significado teológico era otro al que él le estaba dando.
Pero abrazó entusiasmado su propia interpretación por cuanto le pareció que sin violentar ningún paradigma hermenéutico le era muy útil para los fines prácticos de un ingeniero que comía como robot, que no se nutría bien y que no tenía paz ni para almorzar.
Él reflexionó así:
“Dios es tan bueno conmigo que me da los alimentos más ricos y nutritivos que existen, aunque yo los engulla y no los deguste y a pesar de que la empresa me da una hora para el almuerzo y yo sólo uso media.
Lo que voy a hacer de ahora en adelante es dejar mi maletín en la oficina. Apagar el celular. Sentarme bien cómodo y relajado y gozar del placer de la mesa que Dios ha preparado para mí en presencia de mis asuntos pendientes y angustiadores.
Voy a saborear cada bocado y voy a ser feliz por una hora, la hora de mi almuerzo”.
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Tomado de:
«Devocionales en Pijama”
de Donizetti Barrios
Derechos reservados de autor.